La semana en que el mundo supo dónde está Lesoto gracias a Trump
El presidente estadounidense anunció aranceles del 50% para este pequeño país africano, que depende en gran parte de sus exportaciones a Washington y que ya se ha visto muy afectado por el desmantelamiento de USAID, que financiaba su lucha contra el sida


A principios de marzo, Donald Trump se refirió a Lesoto como un lugar “del que nadie había oído nunca hablar”. Un mes después, este pequeño país del sur de África está en boca de todos porque fue penalizado con aranceles del 50% en sus exportaciones a Estados Unidos. La tasa más alta de las anunciadas por Washington para un Estado diminuto, en el que viven 2,3 millones de personas y cuyo PIB apenas supera los 2.000 millones de dólares (1.818 millones de euros) al año.
Desde hace dos días y gracias a Trump, ahora sabemos que Maseru es la capital de Lesoto, que la pobreza hostiga a la mitad de su población, que miles de pantalones Levi’s vendidos en Estados Unidos se elaboran en sus fábricas textiles y que la prevalencia del sida es una de las mayores del mundo.
Pero, ¿por qué Lesoto? Eso mismo se preguntó su ministro de Comercio, Mokhethi Shelile, con estupor y sorpresa el jueves por la noche en una breve comparecencia ante los medios de comunicación. “Tenemos que viajar urgentemente a Estados Unidos para hablar con sus autoridades y defender nuestro caso”, dijo. El responsable vaticinó que algunas de las 11 fábricas textiles tendrán que cerrar y parte de sus 12.000 trabajadores perderán sus empleos, aunque por el momento su actividad se mantendrá sin cambios, mientras el Gobierno “busca soluciones”, incluyendo la “diversificación” de los destinos de sus exportaciones.
“Estados Unidos es un socio comercial vital para África, pero en los últimos años ha habido países del continente que se han orientado hacia otros destinos como China, que sin duda va a reforzar su presencia en nuestra región tras las decisiones de Trump”, explica Kwami Ossadzifo Wonyra, economista y profesor de la Universidad de Kara, en Togo, en una entrevista con este periódico.
Después de Sudáfrica, Estados Unidos es su principal socio comercial, al que destina un 21% de sus exportaciones. Estas ventas representan un 10% de su PIB
Levi’s made in Lesoto
Lesoto, un pequeño reino montañoso, exporta diamantes, ropa, sobre todo pantalones vaqueros, y agua mineral. Después de Sudáfrica, país por el que está rodeado, Estados Unidos es su principal socio comercial, al que destina un 21% de sus exportaciones. Estas ventas representan un 10% de su PIB. Contemplando estas cifras, el daño que causarán estos aranceles del 50% es más que evidente en un Estado que no representa ninguna amenaza comercial para Estados Unidos.
“Tal vez la decisión de Trump se deba a que los estadounidenses quieren proteger a sus productores de algodón. Es la única razón lógica que se puede encontrar”, se aventura Ossadzifo Wonyra.
Pero según otros economistas, la respuesta podría ser otra. ¿Lesoto aplica aranceles exorbitantes a los productos estadounidenses y Estados Unidos está simplemente aplicando el principio de reciprocidad? No lo parece. Lesoto es miembro de la Unión Aduanera de África del Sur (SACU, por sus siglas en inglés), compuesta por además por Sudáfrica, Namibia, Esuatini y Botsuana. Todos aplican un arancel externo común en sus exportaciones, pero Washington les va a aplicar tasas diferentes: un 30% a Sudáfrica, un 37% a Botsuana, un 21% a Namibia y un 10% a Esuatini.
Los cálculos del Gobierno de Trump para un país como Lesoto se basan sobre todo en la desigualdad de sus intercambios comerciales, más concretamente en una balanza desequilibrada en contra de Washington. Por ello, países pequeños y con pocos recursos que no pueden permitirse importar de Estados Unidos fueron penalizados más duramente. En 2024, mientras que Estados Unidos exportó solo 2,8 millones de dólares en bienes al pequeño país africano, sus importaciones desde Lesoto ascendieron a 237,3 millones de dólares.
“No hay nada que Lesoto pueda hacer al respecto: no puede cambiar los aranceles que supuestamente cobran a Estados Unidos porque no son tales y no puede reducir el déficit comercial con Estados Unidos porque no tienen suficiente dinero para comprar productos de ese país”, resumió en redes sociales el analista económico Arnaud Bertrand, subrayando que es el mejor ejemplo para mostrar “la incoherencia” de estos anuncios de Washington que “castigan a ciertos países en lugar de abordar las barreras comerciales reales”.
Parte de los Levi’s que visten los estadounidenses han sido fabricados en empresas de Lesoto y exportados gracias a la Ley de Crecimiento y Oportunidades para África (Agoa, por sus siglas en inglés), que permite a ciertos países africanos enviar productos a Estados Unidos sin aranceles. La Agoa, promulgada por Bill Clinton en 2000, pretendía estimular la economía de estos países y debe ser renovada el próximo septiembre, pero las decisiones del Gobierno de Trump parecen marcar su fin desde ya.
Hay que desarrollarse regionalmente para dar respuesta a nuestras necesidades. Puede ser una oportunidad para reorientar nuestro comercio hacia nuestros vecinos y también hacia el mercado asiáticoKwami Ossadzifo Wonyra, economista
“Tal vez sea el momento de que los países africanos se concentren en fomentar una zona de libre comercio de nuestro continente. Hay que desarrollarse regionalmente para dar respuesta a nuestras necesidades. Puede ser una oportunidad para reorientar nuestro comercio hacia nuestros vecinos y también hacia el mercado asiático”, estima Ossadzifo Wonyra.
Porque la realidad es que ni Lesoto ni la mayoría de países africanos son cruciales en la economía de Estados Unidos. En 2024, las importaciones estadounidenses de países africanos sumaron 39.500 millones de dólares (un 50% de este valor lo concentran Sudáfrica y Nigeria), más o menos lo que compra a un país como México en tan solo un mes, y las exportaciones estadounidenses hacia África representaron 32.100 millones, según cifras oficiales.

Los pacientes de sida en un limbo
Se espera que Estados Unidos comience a cobrar los aranceles del 10% el 5 de abril, y que el resto se aplique a partir del 9 de abril. Las tasas entrarán en vigor en un momento en que muchos países africanos ya están lidiando con los efectos de los recortes de la ayuda exterior de Estados Unidos, sobre todo en el ámbito de la salud.
Es también el caso de Lesoto, donde, según ONUsida, hay unas 260.000 personas diagnosticadas con VIH. La tasa de prevalencia en adultos de entre 15 y 49 años es de más del 18% y el virus se cobró 4.000 vidas en 2023, lo que lo convierte en la primera causa de mortalidad en el país.
Desde que Trump anunció que la mayoría de los programas de USAID, la agencia estadounidense de cooperación al desarrollo, quedaban paralizados durante 90 días para evaluar su pertinencia, el 72% del apoyo que Lesoto recibe del Plan de emergencia del presidente de Estados Unidos para el alivio del sida (PEPFAR, por sus siglas en inglés), se ha esfumado, lo que ha provocado que 804 trabajadores sanitarios pierdan sus empleos, según ONUsida. En 2024, USAID invirtió 44 millones de dólares en la lucha contra el VIH en Lesoto.
La ministra de Salud del país africano, Selibe Mochoboroane, reconoció en estos días que mantener las actividades del PEPFAR sin apoyo será demasiado caro y el Gobierno tendrá que adaptarse con los recursos disponibles. Pese al viento en contra, la responsable confió en que Lesoto pueda cumplir los objetivos de ONUsida para 2030: que el 95% de las personas que viven con el VIH sean conscientes de su condición, estén en tratamiento antirretroviral y hayan suprimido la carga viral.
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